237. 1914. De la paz a la guerra. Margaret MacMillan.


Todos sabemos cómo comenzó la primera guerra mundial (1914-1918), el conflicto que provocó más de 16 millones de muertes, principalmente en Europa y pérdidas económicas por aprox. 450 mil millones de dólares. Pero en este libro (860 págs.), la autora relata minuciosamente cómo se fue construyendo por décadas, la narrativa  sobre una “guerra necesaria”. Los protagonistas iniciales fueron los líderes de las entonces potencias: Gran Bretaña, Francia, Alemania, el imperio Austro-húngaro y Rusia; pero también Italia, Serbia, Croacia, Rumania, Bulgaria y el imperio otomano, entre otros muchos países que después participarían.

Al inicio del siglo XX, la competencia entre las áreas de influencia de las potencias coloniales y emergentes propició una carrera armamentista. Alemania, un país recién unificado (1871), liderado por Guillermo II, trataba de contrarrestar el dominio de Inglaterra en el mar y alrededor del mundo, por lo que inició un ambicioso programa de construcción de barcos de guerra, así como de un mayor ejército. Sus aliados eran Austria-Hungría e Italia (posteriormente, en el bando contrario). En respuesta y temiendo una potencial ofensiva, Francia, su rival después de la guerra franco-prusa, buscó alianzas con los enemigos de Alemania: Rusia y Gran Bretaña.

Las maquinarias de guerra, pues, se alistaban, se preparaban, se aceitaban. Eventos mínimos podían ser los iniciadores del conflicto. Y no faltaron. Enfrentamientos en Marruecos, Egipto y los Balcanes propiciaron el encono de los potencias europeas. Los movimientos pacifistas (incluyendo el de la secretaria de Alfred Nobel y quien lo convenció para instaurar el premio a la paz, por ejemplo) fueron insuficientes.

Para 1914 las condiciones estaban dadas para el estallido del conflicto. La muerte de tres hombres clave, que podrían haber ayudado a detener el enfrentamiento, fue un factor casual más. Con el asesinato de Francisco Fernando, heredero de Austria-Hungría en Sarajevo (Bosnia-Herzegovina) a manos de radicales nacionalistas posiblemente apoyados por Serbia, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia, aun cuando eso propiciaría la entrada al conflicto de Rusia. Por otra parte, Alemania inició la invasión de Luxemburgo y Bélgica, para atacar a Francia y al este se enfrentó a  Rusia. Gran Bretaña entraría a la guerra para defender a Francia.

Al término, la geopolítica del continente había cambiado. Los imperios participantes, Alemania, Rusia, Austria-Hungría y el otomano, desaparecieron; sus dominios coloniales fueron repartidos entre los vencedores (EU, Francia, Gran Bretaña e Italia), otras varias regiones ganaron o iniciaron sus independencias y se formó la Sociedad de Naciones. La subsecuente crisis económica, el nacionalismo, el surgimiento del fascismo y el sentimiento de derrota en Alemania, serían las causas originarias de un nuevo y mayor conflicto.

 

Interesante para los estudiosos del tema.

 

3/5

 

 


 

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