130. EL FANTASMA DE ANIL. Michael Ondaatje.

Michael Ondaatje.

Después del mal sabor de boca de la novela del señor Dyer, me quise reconfortar con esta novelita de Ondaatje. El es muy conocido por El paciente inglés, que es buenísima y excelsa.

En El fantasma de Anil queda a deber. Con un lenguaje ensoñado, no sabemos si es poesía o prosa, pero no queda adaptado correctamente al tema de la obra.

Adicionalmente, el tema principal no es apto para la situación que vivimos en México. Ya desde ahí quería dejar de leerla. Las 300 páginas se me hicieron larguísimas, inacabables, ayudado por la falta de verdadera tensión y con un desenlace chafa.

Hay un punto que siempre voy a criticar en las novelas. El intento de los escritores de que la realidad se cuele hasta en el menor detalle. Esto es muy anglosajón y por eso al final o al inicio acostumbran agradecer a medio mundo por haber aportado cosas a la obra. Jóvenes ¡esto no es un trabajo científico! ¿De qué sirve que Ondaatje nos enseñe miles de nombres autóctonos en cingalés (la acción es en Sri Lanka), que son impronunciables, desconocidos y mezclados con nombres de personas igual de extraños, que no nos remiten a nada? Mejor, buscas nombres con significado, o los traduces al cristiano y el lector tendrá una mejor idea del ambiente de ese país bello, exótico y milenario.

Sólo para sus incondicionales.








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