Vacaciones.

En las vacaciones de diciembre quise leer un poco pero no me fue posible.

Nos fuimos a la casa en la playa en Yucatán, el lugar es muy bonito y tranquilo.

Por ahí llevábamos un libro de Enrique Krauze que se llama Por una democracia sin adjetivos. El libro lo formó a partir de sus columnas periodísticas o ensayos. No comulgo con este "historiador" conservador y revisionista, pero él se quiere ver como el legítimo heredero de Octavio Paz, a lo mejor nuevo Nobel mexicano y hay gente que se lo ha comprado, pues ahora es flamante integrante de El Colegio Nacional.

En fin.

Empecé a leer el libro  recostado en la hamaca y avancé unas 20 páginas. A cada frase estaba yo en contra de lo que decía, la mayoría de las veces por los calificativos o por ser francamente ocurrencias (tipo Monsiváis, pero sin su brillantez). El período que trata es de 1982 en adelante. Empieza hablando de la crisis económica, época que recuerdo perfectamente.  Un error que se nota a leguas es que está hablando de López Portillo y divaga comparándolo con el gobierno de Díaz, Cárdenas o de Woodrow Wilson. De ahí p´al real.

Lo voy a retomar un día de estos. Por mientras, me decepcionó.


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